Besé a mi esposa mexicanas maduras cojiendo dormida en el culo, pero nunca se despertó.

Eso es suerte, lo mejor que un hombre puede encontrar es una mujer dormida a la que no le importará meterse en sus nalgas y no recordará lo que se llevó a la boca. Tal regalo y en el futuro el día más feliz de mi vida. La mujer estaba mexicanas maduras cojiendo tan borracha que incluso cuando su marido había penetrado el culo apretado, ella no